Andris Nelsons Gewandhausorchester2023 

Andris Nelsons: "Mahler nos recuerda lo importante que es compartir la experiencia de la música"

Arquetipo del anti-divo, el maestro letón Andris Nelsons (Riga, 1978) nos recibe en su despacho de la Gewandhaus de Leipzig con tono humilde y reservado, casi esquivo en su timidez, sumamente franco en sus respuestas y realmente grato en la conversación. Hombre pensativo, sereno, se adivina aún en él a ese niño que descubrió la música con apenas cinco años, acudiendo con su padre a ver Tannhäuser, una experiencia que nos cuenta que marcó a fuego y para siempre su relación con la ópera. Lo cierto es que su manera de vivir la música es de las más genuinas y auténticas que me he encontrado en la música clásica. Nelsons es extrañamente auténtico, como un ser venido de otro tiempo, muchas décadas antes de que el marketing y las redes sociales conviertieran este arte en un show. Con músicos como Andris Nelsons se vuelve a tocar lo que la música clásica tuvo que ser tiempo atrás. 

Cuénteme, para empezar, ¿cómo decidieron el programa de este Festival Mahler? ¿Se trata de orquestas con las que usted mismo tiene una relación especial o no necesariamente?

Como bien sabe, el festival tendría que haber tenido lugar en 2020, diez años de la primera edición impulsada por Riccardo Chailly. Pero no pudo ser así a causa de la pandemia, tampoco después en 2021... y finalmente se decidió trabajar en esta edición de 2023, con más tiempo. Eso hizo que algunas orquestas, como las Filarmónicas de Berlín y Viena o la Sinfónica de Londres, ya no pudieran estar, pero en su lugar encontramos formaciones fantásticas, como la Sinfónica de Birmingham o la Filarmónica Checa, ambas con una relación especial e histórica con la obra de Mahler.  Este festival es muy emocionante para mí porque tengo la oportunidad de ver a colegas directores a los que sigo hace tiempo pero con los que no hemos tenido ocasión de vernos apenas, a causa de nuestras carreras, viajando siempre de un lado para otro.

¿Por qué un Mahler Festival en Leipzig?

Mahler pasó aquí unos años importantes de su trayectoria, un par de temporadas, desde abril de 1886 a mayo de 1888 si no recuerdo mal. Creo que Leipzig influyó en Mahler y a su vez Mahler influyó en Leipzig. Él estuvo aquí como director titular del Neues Stadttheater y durante ese período compuso precisamente su Primera sinfonía. Leipzig es reconocida por Bach, Mendelssohn... también por Wagner... pero sería bueno que se vinculase a ella el nombre de Mahler.  

Creo que Leipzig fue una de las ciudades más importantes en su trayectoria profesional, junto con Viena. Como es bien sabido, Mahler fue muy reconocido como director de orquesta antes de ganarse una fama importante como compositor. De hecho Mahler componía sobre todo en sus veranos, en su tiempo de descanso, casi como un hobby podríamos decir. Pero en aquel tiempo tenía una extraordinaria reputación como director de orquesta. 

Sabe, creo que este Mahler Festival es una gran lección para todos: nos recuerda todo aquello que la música debería ser, una experiencia compartida, entre los músicos, con la audiencia, con la ciudad... Sí, creo que este Festival Mahler nos ha recordado lo importante que es compartir la experiencia de la música. Y esto es algo maravilloso.

Es muy interesante también comprobar estos días el diferente sonido de las orquestas, comparadas aquí bajo una misma acústica, la de la Gewandhaus, tan especial por otro lado.

Esta es una cuestión muy interesante, me alegra que la mencione. Durante los újltimos años se ha extendido la idea de que el sonido de las grandes orquestas se ha globalizado y yo no estoy tan de acuerdo con esto. Creo que este Festival Mahler en Leipzig es una buena prueba de lo diferentes que son las orquestas, su sónido, su tradición, etc. Este es un asunto que he comprobado yo mismo en Boston y en Leipzig con las audiciones para incorporar nuevos músicos. No se trata solo de que sean grandes músicos, desde un punto de vista técnico; se trata también de valorar si se adaptaran bien al modo de trabajar de una determinda orquesta, su identidad, su tradición, etc. 

¿Recuerda cuándo dirigió su primera sinfonía de Mahler? 

Sí, fue bastante tarde. Yo tenía unos 18 años, creo. 

Eso no es precisamente tarde (risas).

Es verdad (risas). Sabe, cuando pienso en mi carrera, estoy muy contento de que todo haya ido muy despacio, poco a poco. Empecé en la Ópera de Riga, donde estuve desde los 19 a los 25. Después pasé por una pequeña orquesta alemana, en Herford, durante tres años y con quienes hice muchísimo repertorio. Y llegó después Birmingham, en 2008.

Creo que me hubiera dado pánico enfrentarme a la Filarmónica de Berlín con apenas 25 años. Todas las grandes orquestas, las de primera división me refiero, llegaron a mi carrera pasados los treinta años de edad.

Volviendo a su pregunta, el primer Mahler que dirigí fue la Sinfonía no. 2, en Riga. Pero empecé a escuchar Mahler mucho antes, creo que con unos onche años, después de familiarizarme con Wagner. 

¿Ha dirigido toda las sinfonías de Mahler, a lo largo de los años?

Sí, todas excepto la Décima. Y no sé si la llegaré a dirigir. Precisamente la hemos podido escuchar aquí en Leipzig estos días, con la Sinfónica de Birmingham. Y es una pieza tan extraña... El primer movimiento suena obviamente a Mahler, es reconocible su estilo. Pero a partir de ahí, es todo muy extraño; hay ritmos muy irregulares, que Mahler nunca empleó. Hay pasajes que parecen música de Stravinsky, en realidad. De repente hay dos compases que recuerdan mucho a Mahler y de repente hay otros dos que no... El final de la obra es probable que sí sea muy mahleriano en su realización final, pero deja abierta la pregunta de hasta dónde habría ido Mahler en caso de haber vivido algunos años más.

Mencionaba ahora que la Segunda fue su primera sinfonía de Mahler y tengo la impresión de que es una pieza con la que tiene una conexión especial.

En cierto modo sí, tiene razón. Probablemente sea la sinfonía de Mahler que más he dirigido, seguida por la Primera y la Quinta. Cuando llegué a Birmingham ellos habían hecho un gran trabajo en torno a la obra de Mahler, creo que habían grabado todas las sinfonías con Simon Rattle. Y por eso allí tuve la ocasión de hacer muchas de sus sinfonías yo también.

La vida de Mahler fue tan dramática, se vio sacudida por tantas tragedia. Para mí la Segunda sinfonía es una de las mejores maneras de acercarse a sentimientos hondos y complejos como la tristeza o la piedad. En realidad Mahler era todavía muy joven cuando compuso esta obra, es increíble que pudiera expresar tantas cosas de un modo tan tremendo, con esa profundidad. Toda aquella generación, fueran músicos o no, convivían con la muerte con una cotidianidad aterradora. Yo no lo hubiera podido soportar, con algún hijo muriendo casi con seguridad en cada familia.

Esta sinfonía también desprende un gran sufrimiento en un sentido más sarcástico, como caracterizando de manera grotesca a esa sociedad vienesa que pretendía aprovecharse de él a cada paso. Finalmente, la Resurrección es algo muy, muy especial. Yo soy cristiano y esta cuestión para mí es importante, como puede imaginar. Y encontrar una partitura que la aborda con esa grandeza, con esa fuerza, es increíble.

Andris Nelsons Gewandhausorchester2023 b

La próxima temporada aquí en Leipzig rendirán homenaje a Carl Reinecke, quien fue Kapellmeister aquí entre 1860 y 1895. Tanto aquí en su despacho como afuera en el pasillo, he visto los retratos de Arthur Nikisch, Bruno Walter, Wilhelm Furtwängler, Kurt Masur... Es increíble la nómina de batutas que han liderado esta orquesta.

Sí, es realmente abrumadora. Y tener aquí en el despacho algunos de sus retratos me lo recuerda todos los días (risas). Carl Reinecke lideró la orquesta por espacio de casi treinta años, un periodo muy largo. Él también era compositor y flautista; yo sólo he dirigido alguna de sus obras, precisamente su Concierto para flauta, hace ya algunos años. Habiendo estado al frente de la orquesta tanto tiempo, en ocasión de su aniversario, nos parecía importante rendirle homenaje de alguna manera con nuestra programación.

¿Cuánto tiempo lleva usted ya en Leipzig y hasta cuándo se extiende su contrato en vigor? ¿Y en Boston?

Yo llevo ahora casi siete años, empecé a mediados de la temporada 2017/2018. Y en Boston estoy terminando ahora mi novena temporada, con un contrato que hemos extendido hasta el 2025. Aquí en Leipzig mi contrato es hasta 2027. Pero en ambos lugares tenemos un contrato abierto, que podemos prolongar si ambas partes queremos. En realidad, también pueden despedirme en cualquier momento (risas). 

Eso no pasará (risas).

Sabe, este trabajo es maravilloso pero se basa en algo muy frágil y difícil de construir, la confianza con tus músicos. Este trabajo va incluso más allá de la música que hacemos, se trata de cuidar de un equipo humano. Yo no podría trabajar con unos músicos que se sientan cansados o incómodos de tenerme con ellos.  

¿Cómo lo hace para seguir combinando ambas titularidades en Boston y Leipzig?

En realidad es más sencillo que cuando tan sólo tenía la titularidad en Birmingham, donde tenían una temporada larguísima, desde finales de agosto hasta mitad de julio practicamente. Y en aquel tiempo yo hacía muchos conciertos como director invitado en otras orquestas. Pero ahora, tengo mis períodos en Boston y Leipzig, donde me siento como en casa, yendo siempre al mismo hotel, a la misma habitación (risas). Y tan sólo trabajo con dos orquestas más, la Filarmónica de Berlín un par de veces al año y la Filarmónica de Viena una vez al año. Me encantaría encontrar también un hueco para la Orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam, pero realmente mi agenda no da para más. 

Estuve en Salzburgo asistiendo al Tannhäuser que hicieron allí con Jonas Kaufmann, Christian Gerhaher, etc. Creo que fue una versión muy personal por su parte.

Gracias. La verdad es que Tannhäuser es una ópera muy especial para mí, fue la primera ópera que vi en Riga con mi padre, cuando yo tenía tan solo cinco años. Y me dejó una impresión tremenda. Además, mi padre me había preparado en las semanas previas con la grabación de Wolfgang Sawallisch. Mi padre, que es profesor de filosofía me explicó todo con detalle y me llevó realmente muy preparado al teatro. Y esto con sólo cinco años... imagínese. Yo terminé llorando cuando Tannhäuser muere. Tengo un recuerdo muy triste sobre cómo terminó la representación. Y desde entonces siempre ha sido una ópera muy especial para mí. En Salzburgo tuvimos un reparto fantástico, me impresionó particularmente Christian Gerhaher, capaz de cantar con el más mínimo susurro y un segundo después con una voz gigantesca.

Aquí en Leipzig, esta temporada han tenido a Sofia Gubaidulina como compositora en residencia y Thomas Adès hará lo propio al año que viene. Creo que la música contemporánea es algo realmente importante para usted.

Sí, ya desde mis inicios como director en Riga disfrutaba mucho dirigiendo música contemporánea. E inlcuso antes, en mis días como trompetista, me gustaba mucho tocar con un grupo de cámara, hacíamos mucha música de Xenakis por ejemplo. En Leipzig hemos querido tener, practicamente en cada programa de la temporada, una pieza de música contemporánea. Creo que es importante. Respecto a los compositores residentes, empezamos con Jörg Widmann, seguimos con Heinz-Karl Grüber y ahora con Gubaidulina y Adés, como usted ha mencionado. 

¿Algún plan importante en su agenda por venir, para los próximos años? 

Estamos trabajando en algo importante en torno a Shostakovich aquí en la Gewandhaus, para dentro de un par de años, con mis dos orquestas de Boston y Leipzig, pero todavía es pronto para anunciarlo.

¿Tiene previsto dirigir más ópera en el futuro? Imagino que es complicado con su actual agenda.

En Boston cada temporada hacemos una ópera en versión concierto. Hicimos Wozzeck el año pasado, haremos Lady Macbeth de Shostakovich la próxima temporada y me gustaría hacer Die Frau ohne Schatten la siguiente. Pero la ópera escenificada es requiere mucho tiempo y con mi agenda actual es realmente complicado. Sí que me gustaría volver a Bayreuth; el año pasado hicimos unos conciertos, pero me gustaría volver allí para dirigir una producción. Creo que no hay ningún lugar comparable a ese para interpretar Parsifal y el Ring.

Andris Nelsons Gewandhausorchester23 Gert Mothes

Fotos: © Gert Mothes